Jorge Cadaval (uno de los Morancos), Maradona, Juan Carlos I, Victoria Vanucci, James Hetfield, etc… son algunos de los famosos que han sido muy criticados por su cruel afición a la caza. Si las fotos en que aparecen mostrando animales muertos hubieran sido cuidándolos, las reacciones habrían sido disitintas. Esta es la realidad que muestra un cambio en la idea de la sociedad sobre la caza. Una evolución muy parecida a la que sufre la tauromaquia.
Y no sólo los animales no humanos u otros cazadores son víctimas de esta actividad. Hemos empezado el año con el asesinato a manos de un cazador de dos agentes forestales en Lleida
La tradición nos muestra al cazador como un héroe. Paradigma del noble hombre que se enfrenta a la naturaleza por supervivencia, que defiende a los desvalidos y protege a la comunidad de las bestias malignas del bosque. Un hombre sano y valiente, cargado de testosterona. El ideario popular en este sentido no es parco, véase, por ejemplo, el cuento de “Caperucita Roja”. Hoy, la lógica evolución social muestra al cazador de otra manera: un simple individuo amante de la muerte, matando, eso sí, en la distancia. Sin correr riesgos. De hecho, mueren más cazadores por el tiro de un colega que por agresiones de animales.
Estamos hablando de un individuo acostumbrado a MATAR, que disfruta haciéndolo, como dicen en prensa: que “lleva la caza en la sangre”. Esa actitud y un arma de fuego combinan mal
Muchas son las excusas que esgrimen estos sujetos ávidos de sangre para legitimar su bárbara afición. No hace falta extenderse en ellas pues ninguna escapa indemne a un mínimo ejercicio intelectual. Citaré como ejemplo el reciente estudio de Ecologistas en Acción que pone patas arriba la asumida y no contrastada, hasta ahora, mitología cinegética: El impacto de la caza en España (5). Un profuso trabajo realizado por profesionales que no ha encontrado más respuesta en el mundillo cazador que opiniones personales y volver a repetir lo que ya sabemos falso, pero dicho más alto, a gritos. Como si por berrear que “la Tierra es plana” consiguieran aplanarla.
En nuestros días, el declive de la caza y la tauromaquia es un factor determinante del nivel de civilización de una sociedad y su evolución futura. Pero no es momento de echar las campanas al vuelo, tras ambas aficiones hay intereses que compensan su anacronismo y confinamiento con el poder y dinero heredados. Debemos seguir trabajando en todos los niveles hasta que su extirpación de la sociedad sea definitiva. Para ello, la movilización de la sociedad es fundamental, entre otros métodos, participando en los actos al efecto, como el que se celebrará este fin de semana convocada por la plataforma NO A LA CAZA a la que se sumará el PACMA.
(1) Garrido JL, 2012. La caza. Sector económico. Valoración por subsectores. FEDENCA-EEC, Madrid, 24 pp.
(2) http://www.lavanguardia.com/sucesos/20170121/413567896498/cazador-mata-agentes-rurales-lleida.html
(5) http://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/informe-impacto-caza.pdf
Estupendo artículo que deja sin argumentos a estos barbaros cuya mayor diversión consiste en matar a otros seres vivos.